FUENTE: LA VOZ DE GALICIA (ROSA ESTEVEZ)
Dicen de él que es un sector difícil, que se resiste a los cambios y a la innovación. Pero no es cierto. O no lo es de todo. Los bateeiros gallegos llevan años incorporando máquinas para hacer menos sufrido el laboreo del mejillón. Sin embargo, un sector tan potente como este parece tener sus reticencias a la hora de dar el salto a la digitalización. «Por que no mar non se están desenvolvendo ferramentas que xa se están aplicando noutros moitos sectores?», se preguntó un buen día Francisco Otero. Él es ingeniero industrial, pero la suya es una familia de mejilloneros: lleva la batea en los genes. Formulándose aquella pregunta, este isleño iniciaba el camino que lo ha llevado a Almatea, una herramienta digital que ofrece «o que necesita un bateeiro no seu día a día».
Otero, que hizo este viaje con Irene Oubiña, comenzó planteándose la creación de un software que ofreciese, como mínimo, un control de trazabilidad del producto y los medios necesarios para tener bajo control la producción. Pero pronto vieron que esa idea se quedaba pequeña: la experiencia directa les decía que había muchas más cosas que hacer. «Nas bateas non hai unha forma sinxela de levar a facturación, así que desenvolvemos un software para iso». El siguiente paso lógico era poner en marcha un sistema de contabilidad. Y todo lo demás, porque Almatea ofrece información meteorológica y del estado de las toxinas, pero «particularizada para que vexas nun único golpe de vista en que estado está a túa batea».
Tras muchas pruebas y ajustes, Almatea salió al mercado el pasado año. «Lanzámola no mes de abril», recuerdan sus impulsores. Con todo el país encerrado en casa, ellos decidieron seguir adelante, igual que lo hizo el sector para el que habían diseñado su producto. Poco a poco, Almatea comienza a hacerse un hueco en el mar. «Falamos dun sector un pouco reacio, moi pouco dixitalizado. A maioría da xente sigue pensando que coa libreta ou un programa de Excel xa teñen o que precisan», explica Irene Oubiña. Pero lo cierto es que la tecnología ofrece muchas posibilidades de agilizar el trabajo y mejorar la rentabilidad del negocio. Y Almatea quiere ser, exactamente, eso, una herramienta útil. Para ello, explican sus creadores, se ha desarrollado un sistema que «non supoña un traballo extra para o bateeiro», que no implique la instalación de sensores ni un gran desembolso económico: supondría una inversión de 0,005 euros por quilo, según sus diseñadores.
De lo que se trata, como casi siempre, es de simplificar y de armonizar el lenguaje del mar y el de la informática. De hacer una herramienta ágil, que se adapte a la realidad de un sector muy complejo y que cada productor pueda personalizar hasta el último detalle, ajustándola como un guante a su forma de trabajar.
El núcleo de Almatea será el Cuaderno de Bitácora, en el que, cada día, se anotará quién trabaja en la batea y durante cuánto tiempo, por lo que esta herramienta cumple con las condiciones de un registro horario de la jornada laboral. Además, en ese espacio se apuntan los trabajos que se realizan durante el día, quedando consignados los cambios que se producen en la batea -extracción de mejillón de un determinado tamaño, reparqueos, desdobles-. Eso permite que el productor sepa, al detalle y de forma inmediata, el estado de la mejillonera y la cantidad bivalvo de los distintos tipos de los que dispone y garantiza la trazabilidad. Todo esto va asociado a un sistema de alarmas, bautizado como «asistente de maduración», que llegado el momento notifica mediante mensajes de que el mejillón ya debería haber alcanzado la talla precisa para su desdoble, o su venta... Esa función se irá enriqueciendo con el paso del tiempo, a medida que se incorporen datos -cuya privacidad está garantizada-. Y es que el software de Almatea echa mano del machine learning, un método de análisis que automatiza la construcción de modelos analíticos y permite realizar predicciones que podrán ayudar al productor a tomar decisiones.
Afirman sus diseñadores que esta es una herramienta útil para los pequeños productores y para las empresas que gestionan desde tierra varias mejilloneras: pueden conocer el estado de la producción de todas ellas sin tener que ir al mar. Y para aquellas otras que se encargan del mantenimiento de las mejilloneras: una derivada, Almapea, permite al productor mantener al día el calendario de revisiones y trabajos de mantenimiento, y a quien se encarga de ellos planificar el trabajo y agilizar el papeleo.
Bat3as, una aplicación que aspira a seguir creciendo en el mar
Fue en 2019 cuando nació Bat3as, una «aplicación destinada a facilitar la gestión de tu negocio», según dice su página web. Fue una empresa del sector, que gestiona varias mejilloneras, la que se puso en contacto con la firma Squareet para pedirle que desarrollase una herramienta que le facilitase el trabajo. Y así nació Bat3as, que ahora es accesible a todo aquellos productores que quieran echar mano de ella. «Hemos visto que en el sector hay una carencia importante de este tipo de productos», explica Alberto Rial. Trabajando codo con codo con su primer cliente, se elaboró un producto «accesible desde cualquier dispositivo, ordenador, tableta o móvil y usando cualquier conexión de datos» y que «revisa y analiza los cambios de estado en las cuerdas, la visión general de la batea y los gastos asociados», facilitando la gestión. La intención, ahora, es conseguir fondos del Igape para seguir perfeccionando esta herramienta.
Opmega continúa afinando su propia apuesta digital para sus socios
La organización de productores de mejillón de Galicia, Opmega, también ha detectado la necesidad de dar pasos hacia la digitalización del sector: es un camino que es necesario emprender para poder adaptarse a las necesidades de un mercado cada vez más exigente, imprimiendo agilidad tanto a la gestión de cada batea, como a la de una asociación compleja como es Opmega. Por ello, hace ya tiempo que la entidad contactó con IDeiT Ingeniería de Software, que hace meses presentó en Vilagarcía una aplicación diseñada a propósito para el sector. «A aplicación está feita, pero vimos que hai cuestións que hai que afinar», señala el presidente de Opmega, Ricardo Herbón. La entrada en escena del covid-19 ha provocado que todos esos pequeños ajustes y cambios hayan quedado temporalmente en suspenso. Pero la intención de la organización es retomar esa apuesta por la innovación en cuanto la situación lo permita.